Nuestra experiencia en Chiquilín: testimonio real de una mamá
Nuestra experiencia en Chiquilín: testimonio real de una mamá
Recuerdo perfectamente el día que llevamos a nuestro hijo por primera vez a Chiquilín. Tenía 11 meses. Lloraba al soltarme la mano. Y yo también me sentía rota por dentro, llena de dudas: ¿Estará bien? ¿Lo cuidarán con cariño? ¿Me echará de menos? ¿He tomado la decisión correcta?
Hoy, un año y medio después, puedo decir sin dudarlo: fue lo mejor que pudimos hacer por él y por nosotros.
Desde el primer día, el equipo de Chiquilín nos acogió con respeto, cercanía y mucha humanidad. No solo a él. A nosotros también. En ningún momento sentimos prisa, juicio ni presión. La adaptación fue flexible, progresiva y profundamente respetuosa con su ritmo (y con el nuestro).
Pronto nos dimos cuenta de que algo era diferente allí. Las educadoras no solo cuidan: vinculan. Se agachan para hablarles, les llaman por su nombre con afecto, los abrazan cuando lloran, celebran sus logros como si fueran su familia.
Mi hijo comenzó a disfrutar del inglés sin darse cuenta. Un día cantaba canciones en casa. Otro día me pidió agua diciendo “water”. Nunca hubo clases forzadas, fichas ni imposiciones. Solo juego, música, cuentos y rutinas naturales.
Pero lo que más me ha marcado como madre ha sido la tranquilidad que siento al dejarlo cada mañana. Saber que está en un lugar donde se le quiere, se le escucha y se le acompaña. Donde no lo corrigen con gritos ni castigos, sino con empatía. Donde se fomenta su autonomía, pero también su bienestar emocional.
Los espacios son preciosos: cálidos, con materiales de madera, libros accesibles, luz natural, zonas verdes, huerto, arte y mucho juego libre. No es una guardería cualquiera. Es un espacio vivo, pensado desde la infancia real, no desde la comodidad adulta.
A nivel de comunicación, el equipo nos tiene informados cada día. Fotos, comentarios, reuniones personalizadas, incluso momentos compartidos en el aula. Me siento parte del proceso, no una simple observadora.
Hoy mi hijo entra feliz. Saluda con una sonrisa, corre hacia sus educadoras, se despide de mí con seguridad. Y yo me voy tranquila, sabiendo que está en el mejor sitio posible. Porque sí, Chiquilín es su segunda casa… y para nosotros, un gran apoyo en la crianza.
Lo recomendaría una y mil veces. No como profesional. Como madre. Porque cuando ves que tu hijo es feliz, tú también lo eres.
🔗 https://www.eichiquilin.com
🔗 Proyecto educativo: https://www.eichiquilin.com/proyecto-educativo
🔗 Contacto directo: https://www.eichiquilin.com/contacto